El tipo de alimentación que están teniendo los venezolanos, por la escasez y altos precios de los rubros alimenticios, están predisponiendo a toda una generación a padecer diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares y cáncer con un riesgo más elevado y a edades más tempranas.
Caracas, julio de 2016. Las enfermedades crónicas (no transmisibles) asociadas a la nutrición se han convertido en un problema de salud pública en el mundo y en Venezuela, frente a la situación actual de escasez de alimentos y altos precios de rubros fundamentales, son vistas con preocupación por médicos, nutricionistas e investigadores por los cuadros que pueden presentarse a futuro.
“Esta generación de venezolanos que está pasando esta situación de escasez seguramente se va a enfermar más que sus generaciones anteriores y eso, en 30 o 40 años, va a afectar mucho la salud pública del país. Incluso se está viendo si podremos llegar a tener una generación que muera antes que los padres, producto de todo este desequilibrio en la salud del venezolano”, señala Pablo Hernández, nutricionista-dietista e investigador del Observatorio Venezolano de la Salud (OVS), quien además sostiene que esto implicará un elevado costo en salud tanto para las familias como para el Estado.
Lo planteado por Hernández tiene fundamento en la crisis alimentaria que se ha agudizado este año. Detalla que si bien existen factores de riesgo que siempre han estado presentes en la sociedad venezolana, como el tabaquismo, el consumo de alcohol, la ausencia o poca práctica de actividad física o la mala alimentación, los cuales predisponen a las personas a desarrollar diabetes tipo 2, hipertensión arterial, obesidad, sobrepeso, algún tipo de cáncer o de enfermedad cardiovascular, ahora hay circunstancias que las pueden acelerar. La mala alimentación es una de ellas.
Hernández, quien también es profesor de Nutrición Humana en la UCV, advierte que tener una dieta como la actual, rica en carbohidratos que en el cuerpo se transforman en azúcares, es riesgosa en el caso del cáncer pues las células malignas se nutren y se multiplican con estos.
Además recuerda la asociación existente entre las dietas ricas en grasas con el desarrollo de cáncer de páncreas, intestino, colon o de vías digestivas en general, así como el tabaco incide en el cáncer de pulmón, el alcohol en el cáncer de hígado y el alto consumo de derivados industriales de la carne en el cáncer de esófago, vías digestivas, mama y próstata.
“Las dietas basadas mayoritariamente en carbohidratos no ayudan al control del azúcar en sangre y eso no es bueno para las personas con diabetes. Actualmente vemos que el venezolano está consumiendo en altas cantidades el mango, la yuca y el plátano porque son los que se consiguen a precios más o menos razonables, pero son altos en azúcares y representan un gran aporte de carbohidratos para el cuerpo, que al no poder ser metabolizados tienden a incrementar el riesgo de sobrepeso, obesidad y diabetes”, precisa el investigador del OVS.
Otro riesgo son las dietas altas en sodio (sal), además presentes en guisos y sopas de sobre, que inciden directamente en el aumento de la presión arterial y cuadros hipertensivos.
“El consumo de frutas y vegetales disminuye de manera importante el riesgo de sufrir las enfermedades crónicas mencionadas, pero sabemos que actualmente es difícil. Sin embargo no son tan costosas como las proteínas y pueden servir para rendir la alimentación, para hacer preparaciones donde se incluyan vegetales y así, por ejemplo, puedas rendir la harina de maíz con zanahoria rallada, calabacín rallado, o se preparen vegetales salteados para ampliar el plato de comida”, recomienda.
Falta de medicamentos no ayuda
El investigador del OVS además advierte que a las dificultades para tener una buena alimentación se suma la carencia de medicamentos, la cual afecta no solamente a quienes ya están diagnosticados con una enfermedad crónica sino también a los nuevos pacientes.
Toda persona debe tener los medicamentos indicados para la enfermedad crónica que presente porque responden a un tratamiento a largo plazo, que no debe suspenderse porque de lo contrario puede complicarse y esto debe tomarse con seriedad, pues estas enfermedades avanzan en silencio, alerta Hernández.
“Tener hipertensión y no tomarse el fármaco puede llevar a un ACV o a un infarto, y si no te tomas la medicación para controlar tu azúcar te puede dar un coma diabético, se pueden afectar los riñones y caer en diálisis. A nivel hospitalario no se cuenta con los insumos necesarios para responder a esas complicaciones y en el sector privado tampoco, porque está saturado”.
En el caso del cáncer, señala Hernández, las fallas de los fármacos pueden incidir en el aumento de la mortalidad. Por ello ve necesario que el Gobierno venezolano acepte la ayuda humanitaria, “porque definitivamente en este momento no tenemos la planta industrial para responder a las exigencias y necesitamos del aporte externo para cubrir la demanda que tenemos hoy”.
Ante todas las circunstancias adversas, el nutricionista-dietista recomienda a los venezolanos disminuir los riesgos asociados a las principales enfermedades crónicas que se diagnostican en el país: enfermedades cardiovasculares, hipertensión, cáncer, diabetes, obesidad; y tomar conciencia sobre esa patología que le han diagnosticado, conocerla, aprender de ella y prevenir complicaciones. Esto implica, en la medida de lo posible, hacer actividad física, consumir más frutas y vegetales y acudir al médico con regularidad para ver la evolución de su padecimiento crónico.
Se requieren datos
Hernández recordó que en Venezuela se estima que entre 7% y 12% de la población tiene diabetes, aunque un estudio realizado el año pasado en Miranda detectó que la prevalencia era de 11% y el riesgo de padecerla llegaba a 15%. Alertó que ya están viendo casos de diabetes tipo 2 en niños y jóvenes, cuando era una enfermedad asociada a adultos mayores; así como infartos e hipertensión arterial en personas jóvenes.
“De varias enfermedades hay estudios aislados pero a nivel nacional no se tienen datos. Esto es fundamental y debemos insistirle al Estado en su publicación, la data es importante para planificar políticas en salud, si no se liberan esos datos no podemos generar estrategias que puedan mejorar esta situación ni la que tendremos con las enfermedades crónicas en unas décadas”, indicó el nutricionista, profesor e investigador del OVS.