Carlos Walter: La falta de medicamentos tiene que ver con la crisis económica y de divisas, no con la distribución
El director del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la UCV, e investigador del OVS, sostiene que un Ministerio de Salud serio construiría un índice de escasez de medicinas para evaluar objetivamente la situación.
La escasez de medicinas en Venezuela ha ido escalando porcentajes en detrimento de la salud de los ciudadanos. La Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven), ha registrado el incremento desde el 60% de falla a finales de 2014, a 85% en este 2016, año en el cual, además de las medicinas de uso común, se agudizaron las fallas de los tratamientos de alto costo.
Las denuncias y protestas de pacientes lo han evidenciado, pero el Ministerio de Salud continúa negándolo.
Si bien es cierto que la crisis de medicamentos ha tenido como principales actores denunciantes al sector farmacéutico, los médicos y las droguerías, el doctor Carlos Walter, director del Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes) de la UCV, y exministro de Salud, considera que más allá de esto no es posible saber la magnitud de esta escasez con precisión.
La principal razón es la inexistencia de un índice de escasez de medicamentos. “En lugar de decir que la escasez no existe, lo serio sería que el Ministerio se plantee un mecanismo o indicador para medir qué está pasando. La gente pudiera decir que no es necesario medirla porque es evidente, pero para poder tomar decisiones y resolver los problemas no es suficiente eso”, sentencia Walter.
Recuerda que el Banco Central de Venezuela tiene un índice de escasez de alimentos basado en un número de productos de la cesta básica, trabajado sobre 2 mil establecimientos de venta que visitan para ver el precio y la existencia. “Sería interesante construir un índice similar pero sobre medicamentos, con sus propios mecanismos para medirlo”, agrega.
En entrevista para el Observatorio Venezolano de Salud (OVS), el especialista precisa que el problema con los medicamentos no es de distribución sino de disponibilidad, pero el Gobierno no ha querido reconocerlo y los planes creados para enfrentar la carencia de fármacos han fracasado por eso, porque parten de un diagnóstico errado.
Es el caso del Siamed (Sistema Integral para el Acceso a Medicamentos), creado en 2015 por el entonces ministro Henry Ventura, y el 0800-SaludYA, sustituto del Siamed y creado este año por la actual ministra Luisana Melo.
Walter recuerda que tras el lanzamiento del 0800-SaludYA, que en principio funciona a través de la red de Farmapatria, se dijo que paulatinamente incluirían a esta red a las cadenas Locatel, Farmatodo y FarnaAhorro.
“No lo han hecho ni lo harán, porque ellos no se pueden desnudar ante el país. Dicen que el problema es la distribución o el acaparamiento de medicinas, si ellos se abren a esas otras cadenas se les cae el argumento, porque si no tienes medicamentos disponibles qué vas a distribuir”, señala el director del Cendes-UCV.
Por eso asegura que “cualquier sistema que implementen fracasará” si el Estado parte de un diagnóstico equivocado. El problema, explica Walter, está en que la producción de medicamentos está asociada en buena parte a la disponibilidad de divisas, porque aunque el laboratorio sea venezolano y fabrique los fármacos en el país, necesita divisas para importar materia prima o los otros elementos (cartón para la caja, tinta, insumos para el blister, frasco, cápsula).
La situación se complica aún más si se tiene en cuenta que tanto las empresas nacionales como las trasnacionales tienen deudas con sus proveedores en el exterior.
Por lo tanto, “mientras el Gobierno no resuelva el problema de esa deuda, no mejorará ni solucionará la situación. Reconocerla permitiría a las empresas negociar con sus proveedores esos mecanismos de pago, que no necesariamente tienen que ser en efectivo”, agrega Walter, quien también es integrante del OVS.
Política de Estado
El exministro de Salud evalúa la escasez y fallas absolutas indagando entre diversas causas, y una adicional a las ya citadas es la política aplicada por el gobierno de Hugo Chávez y Nicolás Maduro en más de una década.
Recuerda que la política de compra de medicamentos empezó a cambiar con la llegada de Barrio Adentro, en 2003. De comprar a farmacéuticas nacionales y trasnacionales se pasó a hacer compras directas de Gobierno a Gobierno.
“El argumento era ahorrar dinero, pero en el Cendes hemos hecho investigaciones donde se demuestra que en el caso de los materiales médico-quirúrgicos comprados a China es mentira, pues se compraron a precios cuatro veces más altos que los ofertados en el mercado por esa misma empresa, porque al final esas compras de Gobierno a Gobierno terminan siendo compras a empresas del Gobierno”, explica Walter.
Los convenios con Cuba fueron los primeros. De hecho, el doctor indica que la red Barrio Adentro tiene un mecanismo de distribución de medicamentos distinto al usado por el Ministerio de Salud; a estos centros llegan medicinas directamente de Cuba, a través de la Misión Médica Cubana.
Así, el mercado de las farmacéuticas nacionales y trasnacionales se fue reduciendo y quedó para cumplir con la demanda del sector privado (clínicas y droguerías que surten a farmacias privadas).
Para Walter, esto no fue una decisión económica sino política, de no querer nada con el sector privado y que buscó quebrar a las empresas sin importar su actividad: productora de medicamentos o importadora de fármacos ya elaborados o insumos.
“La excepción es el Ivss, que con su programa de alto costo debe comprar ciertos medicamentos a empresas farmacéuticas”, puntualiza.
Es necesario un cambio
Las informaciones dadas por la ministra Luisana Melo, sobre la garantía en el país de todos los medicamentos que requiere la población y su disponibilidad en la red primaria de atención (ambulatorios y módulos de Barrio Adentro), suponen que los ciudadanos acudan a esos establecimientos a buscar la medicina que no consiguen.
Walter no lo ve viable. “Los ambulatorios no son sitios de distribución de medicamentos, si el médico te prescribe un medicamento y el ambulatorio lo tiene, te lo da. Eso es así desde antes, no es de ahora. Ellos suponen que toda la población va a la red ambulatoria y no es cierto, una parte de la población va a la red privada y con ese récipe, si vas a un ambulatorio, no te van a dar el medicamento”.
Tampoco ve progreso en el denominado “motor farmacéutico”, pues a su juicio “se fundió antes de arrancar”, al nacer de la premisa falsa de que el problema de la escasez está en la distribución. “No se termina de asumir que la falta de medicamentos tiene que ver con la crisis económica del país y con la crisis de divisas”, reitera Walter.
En estos momentos la única medida que puede responder a la gravedad de la escasez “es la importación de medicamentos, porque los tiempos no te dan para importar materia prima y producir. Tienes que enfrentar una coyuntura y para eso debes obtener un diagnóstico acertado de en qué tipo y en cuáles medicamentos está la falla y sobre esos hay que responder importando. Y para importar tienes que hacer negociaciones”, aclara el director del Cendes.
La otra decisión que debe tomarse, aunque sea de carácter transitorio, es la ayuda internacional de medicamentos.
“El gobierno no debería cerrarse a eso. Si lo solicita, la OMS puede ayudar. Y digo transitorio porque en paralelo tienes que tomar las otras medidas. Claro, serían medidas de carácter económico que ameritan cambios de políticas económicas, pero uno no ve que el Gobierno esté en la disposición de hacer cambios en su política económica”.
“Este es un problema que rebasó al Ministerio. Quien va a tomar la decisión no es el Ministerio, ahí debe sentarse el vicepresidente. Es a ese nivel. Pero por esa vía tampoco se ve salida”, agrega el doctor Carlos Walter.