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Sin PAN no hay arepa en Venezuela: “Aquí lo que hay es incertidumbre”

¿Sufre alguien hambre en Venezuela? Esta pregunta le ofende a algunos venezolanos. Pero DW la ha hecho, justamente, para conocer, de primera mano, la situación real de los venezolanos.

Mientras el presidente Nicolás Maduro asegura que «en Venezuela no hay hambre”, la oposición dice que es todo lo contrario. Son varios los opositores que han alertado sobre la crisis alimentaria y de medicamentos en Venezuela. Leopoldo López, por ejemplo, ha pedido reiteradamente un «corredor humanitario” a varios países latinoamericanos. El presidente Maduro se ha negado.

«Llevo un año amamantando a mi hijo porque no consigo lo suficiente para alimentarlo”, le cuenta a DW Irma*, una joven madre que se ve obligada a «darle teta” a su niño tanto tiempo, pero ella misma, tampoco puede alimentarse como lo necesita una madre. Aunque Irma dice no militar ni en el chavismo ni en la oposición, ser madre en la Venezuela de Maduro es difícil: «Ya no hay pañales, y cuando los hay, no hay atención médica cuando a los niños les da pañalitis”, lamenta Irma.

¿La FAO en las nubes?

La realidad venezolana contradice a la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO) que reconoció anticipadamente las Metas del Milenio, como la erradicación del hambre y la malnutrición en Venezuela. Según el Observatorio Venezolano de la Salud (OVS) empero, «los venezolanos perdieron una media de ocho kilos durante 2016, debido a la escasez de alimentos y a la inflación galopante que no les permite adquirirlos”, dice a DW Pablo Hernández, investigador de OVS.

«Yo perdí mi trabajo por estar haciendo cola para conseguir los alimentos básicos”, le cuenta a DW Gladys*, una ama de casa venezolana, que antes trabajaba en una empresa que fracasó porque no podía subsistir si la mayor parte de su planta de empleados tenía que faltar por estar en las calles buscando víveres.

«Un venezolano del común tiene ahora que pasar tres días, con sus noches, haciendo cola para poder comprar lo más básico”, cuenta Gladys, quien dice que la vida en Venezuela se ha vuelto insoportable: «Te pasas tres días por fuera, durmiendo incluso en el piso, compras alimentos y cuando regresas a tu casa te das cuenta que los ladrones se han entrado, no a robarte el televisor ni los muebles, sino los pocos alimentos que te quedaban para tu familia”.

Cuando ni el hambre ni la malnutrición pueden ser oficiales

La batalla por la sobrevivencia es cada vez más desesperante en Venezuela. La ideologización de la crisis no deja ver las dimensiones del sufrimiento cotidiano. Varios venezolanos rompen en llanto solo con saber que un medio internacional quiere saber cómo están.

«Las crisis de salud y de alimentación se encuentran cada vez más solapadas. El deterioro en la alimentación ha causado alteraciones graves en el estado nutricional de la población y esto compromete la capacidad de respuesta ante las enfermedades preexistentes o por adquirir”, dice Hernández a DW.

«Hoy día tener una enfermedad crónica en Venezuela se ha vuelto sinónimo de muerte”, le confía a DW Estefanía*, quien agrega que «conseguir tratamiento es una carrera de obstáculos”, en la que los pacientes se acostumbraron a escuchar frases de farmaceutas que les aseguran que «hace más de un año que no vemos ese medicamento”.

En Venezuela ha surgido un verdadero mercado virtual de medicamentos en donde se venden, revenden, donan e intercambian medicinas, sin ningún control médico. «Muchas de esas medicinas han caducado desde hace un año”, resalta Estefanía, quien considera muy importante este aspecto de la crisis sanitaria en Venezuela. A la malnutrición, el hambre, la falta de atención médica, se suman ahora las graves consecuencias tóxicas que pueden generar los medicamentos vencidos.

Sin «PAN” no hay arepa

Ya no solo «enfermarse es un lujo”, vivir en Venezuela es un lujo, para quienes estén lejos de los círculos de poder. «Si desayunamos no almorzamos, y si almorzamos no cenamos”, le cuenta, por su parte a DW Kevin*, un exagente de la Policía Nacional de Venezuela, quien fue despedido, según él, por negarse a arrestar a una persona inocente. «Cuando recibía mi sueldo mínimo que llegaba a unos 250 mil bolívares, solo podía comprar unos 3 ó 4 productos básicos”, explica Kevin, que hoy tiene que conformarse con almorzar o cenar con plátanos o leguminosas.

¿Puede comer todo el mes un venezolano que devenga un sueldo mínimo? «DW, saque usted misma la cuenta?”, responde Jeniffer* con un listado de arroz, azúcar, café y otros víveres. «Sin incluir carne, pollo, pasta, ni un refresco y ni un par de chanclas”. Pero sobre todo, sin incluir el producto más querido de los venezolanos: la harina de maíz PAN para hacer sus diarias arepas. Un producto que hace casi parte de la identidad nacional, como las salchichas en Alemania.

Y ¿de quién es la culpa de toda esta crisis? Casi todos los venezolanos consultados coinciden en que se sienten tan abatidos, que ahora lo que más les importa es qué van a darle de comer a sus hijos. Irma, la joven madre lo dice: «Aquí todo es incertidumbre”.

*DW se reserva la publicación de los nombres de las personas consultadas

José Ospina-Valencia (mn)

Fuente: http://www.dw.com/es/sin-pan-no-hay-arepa-en-venezuela-aqu%C3%AD-lo-que-hay-es-incertidumbre/a-40360749

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