InformesPublicaciones

Informe Cualitativo de la salud en Venezuela: Cierre del 2024

La crisis multidimensional que afecta a Venezuela desde hace muchos años ha dejado una huella profunda este 2024.  Desafortunadamente, este año que ha terminado no es la excepción, sino la continuación de un proceso de deterioro sociosanitario que tienen un efecto acumulativo.

Cuando se habla de una crisis multidimensional, hay que entender lo que esto significa ­—en primer lugar— para luego ver cómo afecta a la salud en Venezuela. Entonces, empecemos por hablar de la multidimensionalidad y complejidad de la situación actual en Venezuela. En el país hay una serie de sectores y aspectos de la vida cotidiana que han sufrido un marcado deterioro, y que contribuyen de forma notoria al sistema de salud. Además, están vinculados estrechamente algunos entre sí, lo cual hace que se agudicen las dificultades que se afrontan. Por ejemplo: en Venezuela, la economía está lejos de funcionar para las personas asalariadas, lo cual hace que los trabajadores de salud sufran para sobrevivir mes a mes. Esto lleva a una creciente deserción y escasez de personal para atender a los pacientes. Es la misma economía la que también lleva a una situación de escasez de suministros, ya sea porque no hay, o bien porque son muy caros. Los pacientes, entonces, deben correr con los gastos de los insumos cuando tienen una enfermedad.

Los servicios públicos como electricidad y agua se han deteriorado para la población venezolana. Esto significa que hay dificultad para cocinar o tener una vivienda que sea saludable para quienes la habiten. Pero al trasladar esta situación a un hospital, nos podemos encontrar con que los quirófanos sufren desperfectos al haber apagones, o que sencillamente no se puedan hacer tratamientos para los pacientes de un hospital porque no hay un adecuado suministro eléctrico.

Como se puede ver, entender la situación de la salud en Venezuela es una tarea compleja. Para lograrlo, hay que ver los distintos apartados que pueden afectar la salud de los venezolanos.

La planificación de la nutrición y su impacto en la salud

La Dra. Maritza Landaeta, de la Fundación Bengoa, es médico con especialidad en planificación alimentaria y nutricional. Ella señala que para que haya una buena planificación en este ámbito, tiene que haber fiabilidad e información veraz sobre diversos componentes como la producción, distribución, acceso y aprovechamiento de los alimentos.

Landaeta también señala que es necesario “controlar otros factores limitantes como fallas en los servicios públicos de agua, electricidad, transporte y salubridad, porque incrementan los riesgos a la salud y dificultan la planificación alimentaria”. Y añade que la falta de ingresos para cubrir una canasta alimentaria es, obviamente, un obstáculo grande para la planificación alimentaria de las familias y dificulta el desarrollo de niños y adolescentes.

Para resaltar la multidimensionalidad de la crisis hospitalaria y de salud en materia de planificación alimentaria, conviene resaltar la situación de las enfermedades prevenibles si se tuviera una buena alimentación. La Dra. Landaeta cuenta que la diabetes, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, y la obesidad han visto un aumento en el país debido a que la población busca comer lo que puede, y no lo que debe. Esto incluye alimentos ultra procesados altos en azúcares y sales. Añadamos a esto que también la población venezolana ha aumentado la edad promedio debido a las características de la población que migra fuera del país. Luego, la situación de insumos de los hospitales es sumamente grave y la Dra. Landaeta señala que los quirófanos tienen una operatividad del 40%, mientras que la escasez está en 37% en las salas de emergencia y 74% en los quirófanos.

La escasez también afecta a los equipos de diagnóstico como las tomografías, rayos X y las analíticas que se hacen en los laboratorios. Por último, Landaeta aporta el dato de HumVenezuela 2023 en el cual se estima que 10 millones de personas están bajo inseguridad alimentaria moderada, y 3 millones padecen inseguridad alimentaria severa.

Lo que la Dra. Landaeta reporta con estos datos es una tormenta perfecta en falta de salud y planificación que puede explotar en cualquier momento.

Las consecuencias de una nutrición inadecuada

La Lcda. Nixa Martínez es presidente del Colegio de Nutricionistas y Dietistas de Venezuela, y también cuenta que hay una situación delicada en materia de alimentación y salud. Sobre la situación de la inseguridad alimentaria en Venezuela y los riesgos más inmediatos, cuenta que “es bien conocido que el hambre afecta al sistema inmunológico y la capacidad de respuesta ante infecciones de todo tipo. También baja la capacidad intelectual, de crecimiento y desarrollo de los niños”.

También hay preocupación porque se trata de una situación que se ha prolongado por más de una década, concretamente, desde el año 2012. Para el año 2014 hubo una reducción de 520 de calorías diarias. Y estas cifras, resalta Martínez, son del INE. Luego, la presidenta del gremio de nutricionistas citó el trabajo de la Red Agroalimentaria de Venezuela, el cual reseñó una caída de la disponibilidad calórica y proteica en el país. Entonces, esto presenta una situación en la que los venezolanos sólo acceden a un 54% de los requisitos de energía alimentaria y 50% de los requisitos de proteína. Esto, para el año 2019.

Para resolver algunos de los asuntos alimentarios y nutricionales, que derivan en problemas de salud crónicos, la nutricionista cree que tiene que solucionarse los varios aspectos que conforman la crisis de nutrición. Primero, “hay que mejorar los programas sociales (como las bolsas CLAP) que reciben algunos de los habitantes del país, porque éstos no cumplen con la más mínima garantía en cuanto calidad y cantidad de alimentos de los alimentos que contienen. Al final, la gente come de la basura para saciar el hambre que padece”, matiza Martínez. También pide que se tomen medidas para contener el deterioro del poder adquisitivo de los venezolanos, para que así se reduzcan las deficiencias en materia de proteína y del consumo de calorías.

La visión de los trabajadores de la enfermería

Una de las respuestas de la Dra. Maritza Landaeta con respecto la situación de los hospitales en Venezuela es que han migrado en torno a 42.000 personas entre médicos, enfermeros y técnicos. Y de acuerdo al informe semi anual de la Encuesta Nacional de Hospitales, suele haber un promedio 14 enfermeros en el turno diurno, y sólo 5 en el nocturno, de las salas de emergencia. Y esto ocurre porque se desvían recursos desde áreas menos urgentes hacia donde los pacientes requieren de cuidados apremiantes. La situación es crítica.

Ana Rosario, la presidenta del colegio de enfermeros, cuenta que la situación es efectivamente como se ha descrito. “La palabra para los salarios ya no es ‘insuficiente’: es peor. Hoy una enfermera promedio, al incluir los bonos contra la guerra económica, escasamente llega a los 150 dólares de los cuales sólo 700 bolívares inciden en prestaciones sociales”.

Pero ya no es sólo esta inseguridad y precariedad contra la que deben luchar los enfermeros. El ambiente laboral es inseguro según detalla Rosario. “Es inseguro para todo el personal, incluyendo los familiares de los pacientes”, y la presidenta del gremio de enfermería asegura que no hay cloro para las desinfecciones de la infraestructura y el equipo, por lo que las limpiezas se hacen con agua. Así, reseña la enfermera, existe un riesgo grave para que se den infecciones cruzadas donde alguien entra por una gripe y puede salir con algo peor.

En cuanto a las inversiones, Rosario cuenta que la administración de Maduro anunció un gran presupuesto para inversiones sociales (22.000 millones de dólares) pero que no sabe cuánto irá destinado para el sector salud. Y es primordial para que el personal no termine desmoralizado, abandone el país o el sector, y sigan empeorando las cosas.

Luego, además de la falta de insumos para limpiar, o de aquellas cosas que se le pide a un paciente que compre para hacerle un tratamiento, también hay escasez de material protector para las enfermeras. “Ni guantes”, cuenta Ana Rosario.

“Estamos terminando un estudio gracias al Colegio de Carabobo, y nos cuentan que aproximadamente el 60% de los enfermeros tiene depresión”, relata. Cosa que enfatiza como esto afecta la salud mental del personal. Y claro, no tener como pagar la comida y las cosas de la casa, y luego tener que enfrentar un hospital sin insumos pasa factura.

Ahora, al ser preguntada por los riesgos al paciente de un gremio de la enfermería mal pagado y en condiciones precarias, Rosario es tajante: “los profesionales se van a ir”. Y esto ya se está viendo en buena medida. El Hospital Universitario de Caracas, de 1.500 enfermeras que tenía, hoy no llega a 300. La Maternidad Concepción Palacios, de una plantilla que tenía 1.200 enfermeras hoy no llega a 200. El Hospital Oncológico Luis Razzetti, de una plantilla de 790 enfermeras hoy ronda las 95. “Y así, podemos seguir hablando muchísimo”, cuenta Rosario.

El paciente se puede quedar sin la persona que lo cuida y ejecute el tratamiento que prescribe el doctor que entiende la enfermedad. Esa es la advertencia de Ana Rosario.

Al final, Ana Rosario pide que se elabore un presupuesto transparente y que permita una inversión sostenible en el sector salud con salarios dignos. Que permitan el regreso de todos los profesionales de la salud que se han ido, y que así las personas que son atendidas en los hospitales puedan reincorporarse a reconstruir el país una vez que se recuperan de sus respectivas enfermedades.

El estado de los hospitales

La Encuesta Nacional de Hospitales, en su informe semi anual, confirma algunas de las cosas que han mencionado los entrevistados de este informe cualitativo. Por ejemplo, en cuanto a la falta de insumos, es sumamente reseñable el hecho de que los inhaladores para el asma escasearon totalmente un 30% de los días. Los analgésicos mayores, también están altos en la lista de los insumos que más escasos están. Pero es que incluso algo tan esencial y que se asume como parte fundamental de un hospital, como un desfibrilador, también es un bien escaso.

En cuanto a los servicios de diagnóstico, el caso es aún peor. Las resonancias magnéticas tienen una operatividad nula un 76% de las ocasiones requeridas. Sólo el 12% de los hospitales reportaron que la operatividad era de todos los días. Las ecografías también brillan por lo poco habituales que se pueden hacer. El 40% de los hospitales dicen que no operan ningún día, y el 39% reportan que es de manera intermitente.

Por último, el tema de las fallas eléctricas es grave. Un 68% de los hospitales encuestados reportaron fallas en el suministro eléctrico entre uno y dos días a la semana. Pero es que el 16% de los hospitales informaron tener fallas entre 6 y 7 días a la semana. Cosa que pasa factura en los equipos que deben ser usados. Y esto es particularmente delicado cuando se habla de salas de salas de emergencias y quirófanos.

Así, queda patente que la crisis de la salud es compleja y multidimensional. Tiene componentes económicos, logísticos, laborales y de servicios públicos. Y debe ser abordada por el Estado venezolano desde esta perspectiva.

Cuando nos encontramos en el segundo mes del 2025, es importante hacer el diagnóstico del año pasado para así hacer frente al reto que hay en frente.

Botón volver arriba